martes, 6 de abril de 2010

Los moros mienten más que hablan.


Los moros tienen un afán compulsivo por la mentira. Y da lo mismo que el moro sea de la morería de Ceuta, Tetuán o Larache, que de Viena. El grupito de moros que profanaron la Catedral de Córdoba y que posteriormente declararon que en su país de origen, Austria (España está mal, pero Europa está peor), "convivían" en paz y armonía con las comunidades cristianas de su tierra, simplemente obviaron esta manifestación en la Catedral de San Esteban de Viena el pasado diciembre, donde simple y llanamente les piden a los países moros que, en virtud de la tan traída libertad religiosa, dejen libertad para el culto cristiano. Es raro, muy raro, que en virtud de esa pacífica convivencia no estuviera nadie del grupito profanador de Córdoba.