lunes, 22 de septiembre de 2008

In quorum manibus iniquitates sunt


Sin caer, Dios nos libre, en el donatismo hemos de hacer una reflexión sobre el carácter que revisten algunos hombres que públicamente se hacen defensores de la virtud. Deben ser virtuosos, y como que sólo Dios conoce los corazones, esto implica, única y exclusivamente, no ser motivo de escándalo.

Pero hay por ahí algunos "defensores" de la Santa Misa que más les valdría estar callados. Los que conocen sus prácticas debieran ser los primeros de excluirlos de ser imagen pública. Si no lo hacen son tan culpables como ellos.

Vale.

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