domingo, 8 de marzo de 2009

No vaya, Santo Padre, no vaya.


No vaya a Tierra Santa, Santo Padre, no vaya. No vaya a humillar a Pedro en la sinagoga de los judíos. No vaya a ultrajar a la Iglesia Católica Romana a los pies de los museos de los gentiles. No vaya a despreciar la Sangre de Nuestro Divino Redentor en los muros de la Jerualén devastada. Todas esas vejaciones, por medio de Su Santidad, nos están preparadas.

Él es el Cristo, el que no fue recibido por los suyos, el Cordero Inmolado por los pecados del mundo, el Mesías y Salvador.

No vaya, Santo Padre, no vaya. No vaya porque los que le quieren llevar con malas artes sólo lo hacen con la intención de la postración final de la Iglesia. Es aquí, en Roma, donde sus ovejas sufren y donde serán atormentadas y escandalizadas si Su Santidad huye a Tierra Santa en eso que los enemigos de la Iglesia han declarado "Viaje a Tierra Santa".

Rezaré para que, como a Pedro, pueda elevar esta oración:

QVO VADIS DOMINE?

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