jueves, 4 de febrero de 2010

Hablando con propiedad


Ante la inminencia, seis años son muchos para que siga la inminencia, del “apocalíptico” cierre del Valle de los Caídos, se anima al gentío a que acudan a la “celebración de la Eucaristía” que los benditos monjes benedictinos realizan con especial cuidado. Y no está mal la proclama publicitaria, no está mal teniendo en cuenta que:

- La Eucaristía es un sacramento, que como tal no celebra, sino que se administra. Tampoco se suministra, se sume, eso sí.
- La Eucaristía es un sacramento, que como todo sacramento (¡que son siete!), produce la gracia santificante que significa ex opere operato, por sí.
- La Eucaristía es un sacramento, que se realiza en la consagración por la transustanciación al decir el ministro las palabras, la forma, sobre la materia y con la intención de hacer lo que hace la Iglesia.
- La Eucaristía es sacramento y sacrificio, y ¿en qué se diferencia el Sacramento del Sacrificio? Pues, como enseña el Catecismo Romano (483): Mucho se diferencian entre sí el Sacramento del Sacrificio. Porque el Sacramento se perfecciona por la consagración, mas como Sacrificio toda su fuerza está en que sea ofrecido. Por esto la Sagrada Eucaristía cuando está en el copón o se lleva a los enfermos, tiene razón de Sacramento, mas no de Sacrificio. Además de esto, como Sacramento causa mérito y todas aquellas utilidades, de que antes se trató, en los que reciben la sagrada Hostia. Mas, como Sacrificio, no sólo tiene virtud de merecer, sino también de satisfacer. Porque así como Cristo Señor nuestro mereció en su Pasión por nosotros y juntamente satisfizo, así los que ofrecen este Sacrificio, en el cual comunican con nosotros; merecen los frutos de la pasión del Señor y al mismo tiempo satisfacen.
- Y el pueblo fiel llamó siempre, para distinguir Sacramento y Sacrificio, al acto sacrificial Santa Misa, la cual se dice y se escucha.

¿De qué sirve ganar el mundo si se pierde el alma? ¿De qué sirve tener abierto otro nido más de modernistas? Si cierran el Valle de los Caídos, pena ninguna.

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