viernes, 1 de octubre de 2010

Nido de traidores.


Una nación puede sobrevivir a sus locos y hasta a sus ambiciosos, pero no puedesobrevivir a la traición intestina. Un enemigo que se presente frente a sus murallas es menos peligroso porque se da a conocer y lleva sus estandartes en alto, pero el traidor se mueve libremente dentro de las murallas, propaga rumores por las calles, escucha en los mismos recintos oficiales; porque un traidor no parece un traidor y habla con un acento familiar a sus víctimas, teniendo un rostro parecido y visitiendo sus mismas ropas, apelando a los bajos instintos que hay ocultos en el corazón de los hombres y que sólo Dios conoce, pero que sólo el Diablo estimula. Roe el alma de una nación y trabaja secretamente amparado en las sombras de la noche para minar los pilares de una ciudad, infecta el cuerpo político de modo que ya no pueda resistir. Menos temible es un asesino. El traidor es como el agente portador de una plaga. Pues bien, a él se le abrieron las puertas de España. Con el cómplice silencio de los que en lugar de mandar un pelotón de fusilamiento, ni siquiera ordenaron un piquete de peones camineros.

El pueblo español está infestado de traidores, es un nido de traidores, de canalla y de gentuza de baja estofa. Chusma idiotizada, mixtificada, afeminada e idólatra. Que lo cambien todo, que tioren abajo todo, esta nación no es digna de llamarse España, sino escoria.

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