Ha pasado ya un tiempo considerable, desde la publicación de las declaraciones "revisionistas" de Mons. Williamson, para poder afirmar que el asunto no se llevó bien entonces, y se está llevando peor ahora. Mon.s Fellay podrá ser un gran diplomático, pero así como puede enseñar verdades de fe como puños, a la diplomacia vaticana mejor no "menealla". Si se cae en la trampa de la política y las comunicaciones, se está perdido.
El Vaticano está preparado para una guerra diplomática, y de manejo de medios de comunicación, que la Fraternidad tiene perdida antes de empezar. El único terreno dónde la Fraternidad es imbatible, y ellos, lo enemigos de la Fe, lo saben, es en la construcción de la Ciudad Católica. En los centros educativos católicos, en las familias católicas, en los seminarios y en los prioratos católicos. Mons. Lefebvre lo sabía muy bie y por eso abandonó el debate para dedicarse al hecho. El debate malgasta energías y no sirve para nada. No es por debate que el Vaticano profesará la Fe de Cristo, sino como siempre, por ayuno y oración.
¿Cuántos medios y energías, que la Fraternidad no tiene, se van a emplear en "debatir" con el demonio? Con el demonio no se debate, se combate. Sacerdotes desplazados de sus ocupaciones para ir a perder el tiempo. Un Obispo recluido en aras del debate. Y mientras...colegios sin construir, prioratos abandonados a su suerte, la vida dejada en manos de despiadados que son cadáveres andantes. Todo para la vanagloria del titular informativo, del vaticanista de turno, del taciturno que no sabe lo que es la vida y que no tiene ninguna responsabilidad sobre la misma.
Las circunstancias actuales requieren estar a la altura, y desde luego, rebajarse a la política vaticana es el suicidio más estúpido, no por ello menos letrado, de los últimos tiempos.
lunes, 20 de julio de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario