martes, 12 de mayo de 2009

La repugnancia y lo repugnante

Primero quiero comentar el tema de la "paralización" del proceso de beatificación de S.S. Juan Pablo II. En realidad yo creo que lo que hay es una ralentización, el motivo puede ser que sacar la beatificación del papa difunto en plena ronda de conversaciones con la FSSPX puede ser contraproducente, ya que, sumiría a la Hermandad en una posicion de debilidad manifiesta y con lo que no cabría más que aceptar el CVII sin chistar y la hermenéutica de la continuidad o salir trasquilados.

Ya he comentado que el debate con el modernismo es imposible, no hay definiciones ni razonamientos. La FSSPX podrá mostrar todas las definiciones magisteriales que quiera, el modernista nunca entrará en la guerra de decir blanco lo que es negro, sino que es todo gris, que tan pronto se hace blanco como se hace negro. El modernista es un combatiente camaleónico, no utiliza uniforme, por lo tanto, combatir de uniforme ya es perder de antemano la batalla. La debilidad del tradicionalista es que la forma y la esencia son un conjunto estrecho, por lo que, renunciar al uniforme no es posible. El que se sujeta a las normas morales tiene la desventaja de que no le valen todas las armas, y menos las del enemigo. A pesar de eso cuenta, como mostró Elías a Eliseo con una ayuda superior, aunque invisible que es la que puede derrotar al enemigo. La Comunión de los Santos. Debate sí o debate no, es una cuestión táctica, no varía la estrategia, salvo que haya defección. Veremos, pues, que pasa, pero que el Vaticano no da puntada sin hilo es seguro, esta desaceleración del proceso de Juan Pablo II es una cortina de humo, así lo veo yo.

Cambiando de tercio. Nuestros queridos Reyes Católicos son repugnantes. Que nadie espere la canonización de la reina Ysabel (eso de católica ya vemos que no es así), fue una antisemita, en el sentido del lenguaje común que tiene el término. Expulsó a los judíos sefarditas por el solo hecho de ser judíos. Algo despreciable. Lo raro, hoy por hoy, no es que la canonicen, sino que no la excomulguen. Ya no hay repugnancia de la razón, sino del sentimiento y de la conciencia manipulada por los medios de masas. ¿Y en manos de quién están esos medios? ¡Ah! misterio de iniquidad. Hay que pedir perdón por la Unidad Católica. Lo ha dicho el Papa.

¡Qué fuerte!

2 comentarios:

refractario dijo...

Gracias por el comentario. A mi juicio son un error estas beatificaciones a toda prisa. Prefiero no comentar más porque es terreno muy sensible.

Fernando Lizcano de la Rosa dijo...

Brigante, para mí el ejemplo más palpable de la prudencia de la Iglesia manejando los tiempos fue el de San Juan Bosco. Su proceso de beatificación se inició dos años después de su muerte, en 1890, y fue beatificado 39 años después, en 1929. En 1934 fue canonizado, 46 años después de su muerte. Menos de esos tiempos me parece una imprudencia, y más hoy en día, en que el olvido es la enfermedad social.

Y sí, es un tema sensible, tanto que por "sensibilidad" Pablo VI paralizó todos los expedientes del martirologio español en la Cruzada. Ahí tenemos, por ejemplo, el P. Fernando Huidobro, Capellán de la IVª de La Legión.