sábado, 23 de mayo de 2009

De obras

Ya sé que algunos tienen ganas que toque ese tema, pero advierto, que no, que todavía no toca hablar de esa institución, instituto secular, prelatura personal, etc., que todos conocemos por la Obra.

Hay dos temas de especial interés que han sucedido esta semana, y ambos publicados en la revista de la FSSPX del Distrito de América del Sur. La carta de los Padres del Seminario de la Reja y la entrevista a Mons. de Galarreta. Se podrá decir todo lo que se quiera acerca de las excomuniones de 1988 y el levantamiento de las mismas a cuatro de los implicados, si bien, en el Decreto original quedaba claro que la excomunión latae setentiae aplicaba a todo aquel fiel que aprobara el acto de Mons. Marcel Lefebvre. Esta última parte fue cayendo en el olvido hasta que por el abuso que suponía la Comisión Ecclesia Dei la anuló. Si bien, no hay que olvidar que el decreto de 1988 no ha sido anulado y ahí queda para los canonistas del futuro. Pero no, no quiero hablar más sobre esto que aclaradas están las cosas. Hay una táctica a seguir y se sigue, me parecerá bien o mal, pero está claro que todo hay que circunscribirlo dentro de esa táctica, todo análisis que lo olvide caerá en el error.

Como cada uno es cada cual, la excomunión (sea nula, sea lícita pero ilegítima, sea como sea) al venir de parte de una autoridad no negada jamás, autoridad suprema de la Iglesia visible que es el Papa, subjetivamente afecta a cada persona de manera distinta, tanto que ese afecto subjetivo puede convertir lo nulo en válido, por lo menos, y es de lo que quiero hablar, en cuanto a los frutos que son las obras.

Está claro que la labor en España de la FSSPX ha sido de total infructuosidad, con un Obispo que ha ejercido su cargo apostólico durante quince años y esto es un erial. Por los hechos de los Apóstoles sabemos que cuando se llegaba a una nación se levantaban iglesias, se consagraban sacerdotes y Obispos y esas comunidades irradiaban la Fe. Bien, está claro que lo de los Obispos no es hoy como ayer, pero también que en un país como España que ha dado vocaciones a la FSSPX y legados de benefactores no es normal que no haya absolutamente nada. El caso más sangrante es la Capilla de La Merced en Barcelona, cuya bondadosa propietaria, con buen criterio, cedió a la FSSPX siempre y cuando no fuera enajenada, es decir, siempre y cuando redundara en el beneficio de las almas de esa ciudad. Pero es que en España no ha repercutido nada de lo ofrecido. Los sacerdotes, jóvenes que harían una gran labor social en esta España arruinada, son llevados a países de Hispanoamérica, donde no digo que no ejerzan un ministerio loable, sino que aquí es donde hacen falta. En eso se nota ese deje francés de la FSSPX. Europa comienza en los Pirineos. así que si las excomuniones fueron nulas, los frutos en España es como si hubieran sido válidas. Lo único que he escuchado en todos estos años no son más que lamentos y quejas del "estigma" de la excomunión como excusa para la nula labor de la FSSPX en nuestra Patria.

Sea como sea, ya que, ahora no hay "estigma" supongo que veremos germinar los frutos. Aprovecho para exigir, sí exigir, que los sacerdotes españoles ejerzan su ministerio en España para que sea la nación católica que su historia reclama que sea y se encienda la llama de la Tradición que ahora sobrevive en cuatro rescoldos de brasero, que está muy bien eso de decir cinco continenetes y cuatro mil países, pero mejor está aplicar la prudencia (que tanto se reclama) del que mucho abarca poco aprieta.

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