domingo, 7 de junio de 2009

El desmadre consumado

Me decía un compañero el otro día tras asistir a una boda de unos familiares putativos, curiosamente el sentido literal y el lato hacían conjunción (no planetaria), en Mallorca que toda la ceremonia fue en mallorquín, y que por supuesto, no se enteraron de nada. ¿Cómo no meditar estas palabras escritas en el siglo XIX?:

"Aunque jamás ha dicho la Iglesia que se debía celebrar el servicio divino en una lengua ininteligible al pueblo, tampoco ha creído conveniente que se celebrasen los oficios en lengua vulgar, ni que sufriesen todas las visicitudes de esta. Las asambleas cristianas han observado generalmente y con el mayor cuidado que no debía sujetarse el idioma de los santos misterios a las alteraciones del lenguaje común a causa del grave inconveniente de los errores que podrían deslizarse con motivo de estas alteraciones en la oración pública, donde están consignados las mayor parte de nuestros dogmas. Desde los tiempos apostólicos se celebró en siriaco, idioma que se hablaba entonces en Jerusalén; en griego y en latín, que eran los idiomas más divulgados en esta época, pero se conservaron estas tres lenguas litúrgicas cuando cesaron de estar en uso: la Iglesia de Oriente se sirve aún del griego clásico, tal como lo hablaban San Lucas y San Juan Crisóstomo. La Iglesia de Occidente adoptó el latín, que era el lenguaje más usual y el más extendido. Si se sirviese de las lenguas vivas para el sacrificio, ¿quién no comprende que sería necesario multiplicar los libros sagrados, no solamente para cada pueblo, sino para cada idioma de cada nación, para todos los dialectos de cada país; que sería necesario cambiar las palabras conforme se anticuasen o se hicieran ridículas e inconvenientes; que la expresión de la doctrina se alteraría infaliblemente en todas esas correccciones; que aun en esta hipótesis los fieles que marchasen de una provincia a otra caerían en el inconveniente de no entender nada, y que si se empleasen las lenguas modernas sin someterlas a sus alteraciones y a los peligros a ellas consiguientes, volvería a aparecer con el tiempo la dificultad que se pretende destruir, pues el lenguaje patrio llegaría a ser tan ininteligible como el latín, como sucede con el castellano antiguo?"

No sé como algunas de las consecuencias del CVII todavía algunos cretinos, y blasfemos, les llaman soplos del Espíritu Santo cuando no son más que auténticas soplapolleces.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Otra soplapolleces en Chile:

lunes 8 de junio de 2009
"Consejos para protejerse de la Influenza humana".
Para evitar contagios en los Templos, Monseñor Héctor Gallardo, Vicario Episcopal de la Zona Oeste y Director del Departamento de Liturgia del Arzobispado de Santiago, Chile, sugiere "recibir la Comunión en la mano y el abrazo de la paz".
El artículo completo lo pueden leer aquí y está tomado del "Periódico Encuentro con la Iglesia de Santiago"
http://santabarbaradelareina.blogspot.com/