El 4 de junio de 2008, a solicitud del Cardenal Darío Castrillón Hoyos, Presidente de la Pontificia Comisión “Ecclesia Dei”, el Superior General de la Fraternidad San Pío X, Monseñor Bernard Fellay, viajó a Roma acompañado del Segundo Asistente General, Reverendo Padre Alain Marc Nély.
En el transcurso de la entrevista se le entregó un memorándum bajo forma de ultimátum, exigiendo una respuesta para fin del mes de junio. El 23 de junio, a contramano de las prácticas usuales, el diario italiano “Il Giornale” reveló la existencia de este ultimátum y publicó su contenido al día siguiente en la edición electrónica del mismo. En los días sucesivos la información fue retomada por el conjunto de la prensa internacional. Por tanto, a la urgencia del ultimátum se agregó la presión mediática.
El documento del Cardenal Castrillón Hoyos formulaba cinco exigencias; además de una respuesta positiva exigida para fines de junio, la Fraternidad San Pío X, en la persona de su Superior General, debía comprometerse (1) a dar “una respuesta proporcionada a la generosidad del Papa”; (2) a “evitar toda intervención pública que no respete la persona del Santo Padre y que fuese negativa para la caridad eclesial”; (3) a “evitar toda pretensión de [ejercer] un magisterio superior al Santo Padre y a no presentar la Fraternidad en contraposición con la Iglesia”; (4) a “demostrar una voluntad de actuar honestamente en completa caridad eclesial y respetando la autoridad del Vicario de Cristo”.
Se observará que el carácter muy genérico, por no decir vago, de las exigencias formuladas coincide singularmente con la urgencia de un ultimátum. Estas condiciones parecen ordenarse a obtener un clima favorable para un diálogo ulterior, más que comprometerse concretamente sobre puntos determinados. La Fraternidad San Pío X desea que este diálogo se establezca a nivel doctrinal y tome en cuenta todas las cuestiones que, si fuesen eludidas, harían correr el riesgo de que caducase un estatuto canónico fijado precipitadamente. Considera [además] que el previo levantamiento de la excomunión de 1988 favorecería la serenidad de tal diálogo.
La Fraternidad San Pío X no tiene pretensión de ejercer un magisterio superior al del Santo Padre ni busca oponerse a la Iglesia. Siguiendo a su fundador, intenta transmitir lo que ha recibido, es decir, “lo que ha sido creído siempre, en todas partes y por todos”. Hace suya la profesión de fe que Monseñor Marcel Lefebvre dirigió a Pablo VI el 24 de septiembre de 1975: “Jesucristo confió a su Vicario la carga de confirmar a sus hermanos en la fe y reclama de él velar para que cada obispo guarde fielmente el depósito, conforme a las palabras de San Pablo a Timoteo”.
Este es el sentido en que Monseñor Fellay ha respondido al ultimátum, por medio de una carta al Papa Benedicto XVI el jueves 26 de junio de 2008. Al día siguiente el Cardenal Castrillón Hoyos acusó sin más recepción de esta respuesta.
No se harán ulteriores comentarios hasta que la situación así lo aconseje.
Padre Alain Lorans
Responsable del servicio de prensa
de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X
El texto original en francés puede verse en: el sitio de Dici.org
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