A continuación, por su interés, dejamos este artículo de Ignacio San Miguel publicado en Vistazo a la Prensa:
A veces sorprende un poco la agresividad que muestra el Gobierno hacia la Iglesia. Y es que, teóricamente, el pacifismo, bondad, permisividad, etc., de aquél se aviene muy bien con la mansedumbre casi ovejuna que predica ésta en las parroquias. Se le oye al Presidente en alguna de sus alocuciones modosas y piensa uno que resulta intercambiable, en muchos momentos, con un cura progresista. En principio, estas coincidencias, deberían evitar actitudes hostiles. De hecho, muchos curas no pueden evitar mostrar más simpatía por el partido socialista que por el popular. Y esto resulta dentro de la lógica. Además, los socialistas han estado siempre con los pobres ¿no?
Pero es que el conflicto no está con las parroquias, sino con el núcleo duro, que es la alta jerarquía. Esta es depositaria de una doctrina que no puede ser cambiada a voluntad. No puede ser admitido el matrimonio de homosexuales, no puede ser admitido el aborto, ni la manipulación de los embriones, ni la eutanasia. Y aunque en las parroquias no se mencionen estos temas, debido al evidente deterioro moral y doctrinal de los curas, los obispos se ven y se verán obligados a oponerse a estas prácticas. Ha conseguido la izquierda progre extenderlas por todos los países y no es realista pensar en su erradicación a corto y medio plazo. Además, el aborto es un enorme negocio industrial que, por ley natural, tiene a su perduración. En cuanto al homosexualismo, y refiriéndonos a España, es de notar que hay muchos homosexuales colocados en puestos clave de la Administración. Esto explica la aparición de la nueva asignatura Educación para la Ciudadanía, plagada de sugerencias homosexuales para los niños.
Conviene recapacitar en que tendrían muy poco sentido estas sugerencias, si los autores y los inspiradores carecieran de esta orientación sexual. Las personas normales no se ocupan de la sexualidad de los niños, a no ser que observen algo anormal. No se les pasa por la imaginación aleccionarlos en un sentido homosexual, que es lo que se hace en esta asignatura. Para mí no hay duda de que los autores e inspiradores de estos manuales son homosexuales de tendencias paidófilas, pues de otra forma, como digo, no es posible encontrarle explicación.
Sobre esta tendencia habría que decir que se va extendiendo cada vez más, y que aunque de momento la pederastia está perseguida y penalizada, no tiene por qué ser así en el futuro, dada la orientación general de la sociedad. Por de pronto, los pederastas ya tienen su “Día del orgullo pedófilo”, que se celebra dos veces al año, en el solsticio de verano y en el de invierno. Estas ceremonias, en las que utilizan vela azules (el color que más gusta a los niños) no son públicas en todas las naciones, pero todo se andará. Así comenzó el “Día del orgullo gay”, y ahora se ha convertido en una especie de estridente y horrorosa mojiganga que atesta cualquier calle de cualquier ciudad. Y si la sociedad ovejuna ha aceptado esto, también aceptará lo otro. Resultan ridículas las actitudes de escándalo ante los delitos pederastas, cuando estamos saturados de pornografía, prostitución, aborto y homosexualismo, vicios y crímenes que aceptamos buenamente. Es un grave error pensar que la pederastia no tiene nada que ver con estos vicios. Está íntimamente ligada. Es significativo que se haya ido reduciendo la edad legal de los menores para mantener relaciones sexuales, llegando a los catorce años en España. Por supuesto, los pederastas aspiran a la desaparición de cualquier tope en la edad.
Todos recordamos el tremendo escándalo de los curas pederastas católicos en Estados Unidos. El monto de las indemnizaciones que la Iglesia ha tenido que pagar asciende a dos mil millones de dólares. La reacción del actual Papa no ha podido ser más acertada y dura. Nadie con tendencias (simples tendencias) homosexuales puede ingresar ahora en ningún Seminario, sea de Estados Unidos o de cualquier otra nación. Medida ésta que si el Vaticano hubiera estado alerta en esos años postconciliares, se hubiera tomado bastante antes, ahorrándose el tremendo escándalo y la enorme cuantía de las indemnizaciones. A pesar de todo, se pone una vez más de manifiesto el rigor moral del núcleo duro jerárquico de la Iglesia y la relajación del clero de base. Es natural que la hostilidad de la izquierda vaya dirigida a la jerarquía, que es de donde llegan las instrucciones doctrinales y morales siempre en pugna con las orientaciones progresistas.
Queda claro que el progresismo clerical conecta muy bien con el progresismo del laico. Éste sabe que no va a recibir ninguna crítica desde el púlpito. Sabe que el cura participa de sus teorías en gran medida y en muchos casos de su práctica. Entre el clero católico y la pederastia no existe una enemistad sin fisuras, como puede observarse. En eso me fundo para pensar que la pederastia merecerá el mismo silencio benevolente cuando en un futuro más o menos lejano, más o menos próximo, se constituya en costumbre admitida por la sociedad. Los curas seguirán predicando con monotonía y pesantez sobre el grandísimo amor que Dios nos profesa (debido, quizá, a nuestros grandes merecimientos), y no se les ocurrirá referirse a temas espinosos. Que las cosas sigan su curso y nosotros dediquémonos a tocar el arpa honrando al Señor, será su criterio.
Sólo el núcleo duro se ha de mantener irreductible oponiéndose tenazmente, a pesar de su propia carcoma, a la perversidad. Es, por tanto, el enemigo a batir.
Y en referencia a esto, hacemos público el comunicado de la FSSPX tras el entierro de Yves Saint Laurent:
"Desgraciado aquel por el que llega el escándalo. Sería mejor para él que se le pusiera al cuello una rueda de molino y que se lo lanzara al mar, que escandalizar a uno solo de estos pequeñuelos"
El cinco de junio pasado se desarrollaron los entierros de Yves Saint Laurent en la iglesia parroquial Saint-Roch en París. Yves Saint Laurent era un homosexual declarado. A este respecto, era "un pecador manifiesto". Según el Código de Derecho canónico de 1983, los entierros eclesiásticos deben rechazarse:
"Deben privarse de los entierros eclesiásticos, a menos que hayan dado alguna señal de penitencia antes de su muerte:
(…)3° los otros pecadores manifiestos, a los cuales los entierros eclesiásticos no pueden concederse sin escándalo público del fieles. " Canon 1184,3 §1
Si por la gracia de Dios, se había arrepentido antes de su muerte, un dictamen debía emitirse antes o durante la ceremonia para descartar el escándalo. Pero el escándalo más grande es haber autorizado a "su camarada" de depravación a tomar la palabra en la iglesia para exaltar su vida de pareja. Tres semanas han pasado desde esta ceremonia sacrílega y no hay, a mi conocimiento, una sóla voz del clero para lamentar el menor desconcierto, más pequeño.
Denuncio, al deplorar amargamente que mi voz sea solitaria, este espectáculo innombrable y expreso mi náusea ante el control que oprime al clero católico ante una casta dominante que puede extender el espectáculo de sus defectos con su bendición.
Abad CACQUERAY, Superior del Distrito de Francia FSSPX
Noticia que deja bien claro que el enemigo está dentro, o como decía S.S. Pablo VI, "el humo de Satanás está dentro de la Iglesia", frase que remataba san Josemaría diciendo: "el humo de Satanás está adentro y arriba, muy arriba".
lunes, 7 de julio de 2008
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